En la historia de México, el período conocido como el Porfiriato marcó un momento de transformación económica y modernización, en gran parte impulsado por la expansión y desarrollo del ferrocarril en el país.
El ferrocarril en México se convirtió en una pieza clave para la revolución industrial en México, generando un impacto significativo en la economía y la sociedad.
Hoy en Diario de la Frontera, exploraremos cómo el ferrocarril fue un catalizador de desarrollo durante el Porfiriato, analizando su importancia, llegada, vias ferreas, medios de comunicación, aspectos económicos y sus efectos tanto positivos como negativos en la sociedad de la época.
El Ferrocarril en México y su Importancia
El ferrocarril, una innovación revolucionaria en su momento, se convirtió en el motor del crecimiento económico durante el Porfiriato. La construcción de líneas ferroviarias permitió conectar regiones previamente aisladas, facilitando el transporte de mercancías y personas. Esto no solo impulsó el comercio interno, sino que también abrió las puertas a la inversión extranjera y la exportación de productos mexicanos, como la minería y la agricultura.
¿Cuando Llegó el Ferrocarril a México?
La apertura del segmento México-Veracruz en 1870 marca el inicio de uno de los proyectos más ambiciosos durante la gestión de Porfirio Díaz: bajo el lema «Orden y Progreso», se emprendió la tarea de conectar todo el país mediante vías ferroviarias, con la intención de impulsar el desarrollo económico.
Hacia 1884, ya se lograba la conexión entre México y Estados Unidos a través del «Paso del Norte». Para 1910, antes del estallido de la Revolución, México contaba con una extensa red de aproximadamente 20,000 kilómetros de rieles ferroviarios.
Vías Ferreas del Porfiriato y Actuales
Durante el Porfiriato, se construyeron vías férreas que atravesaban desiertos, montañas y selvas. Estas vías conectaban ciudades y regiones estratégicas, impulsando la producción y el comercio. Aunque algunas de estas vías aún están en uso, muchas han sido modernizadas y actualizadas para satisfacer las necesidades de la era contemporánea.
La ruta atravesaba el Río Grande en El Paso, Texas, enlazando con el Ferrocarril Pacífico Sur y otras compañías ferroviarias estadounidenses como el Texas y Pacific Railway y el Atchison, Topeka & Santa Fe. Además, se establecieron conexiones vitales, como la que iba desde Irapuato hasta Guadalajara (finalizada en 1888), el tramo de Chicalote y Aguascalientes a Tampico (concluido en 1890), así como el enlace de Guadalajara a Manzanillo (terminado en 1908).
Desde la época del Porfiriato hasta 1997, los trenes de pasajeros, abarcando trayectos de larga distancia, regionales y locales, disfrutaron de gran popularidad en México. Sin embargo, en 1997, Ferrocarriles Nacionales de México suspendió de manera definitiva este servicio, reduciéndolo a unos pocos trenes turísticos notables como el Chepe y el Tequila Express.
El panorama cambió en 2008 con la inauguración del primer tren de cercanías del país, el Ferrocarril Suburbano de la Zona Metropolitana de México, que conecta la Ciudad de México y el Estado de México. Actualmente, se encuentran en proceso de construcción el Tren Interurbano de Pasajeros Toluca-Valle de México, iniciado en 2014, y el Tren Maya, cuya construcción comenzó en 2020.
En lo que respecta al transporte subterráneo, tres ciudades y sus áreas metropolitanas cuentan con sistemas de metro: el Metro de la Ciudad de México, que se inauguró en 1969; el Sistema de Tren Eléctrico Urbano de Guadalajara, que inició operaciones en 1989; y el Metrorrey, que comenzó a funcionar en 1991.
Medios de Comunicación en el Porfiriato
El ferrocarril no solo transformó el comercio y la economía, sino también los medios de comunicación. El transporte rápido y eficiente de personas y noticias permitió una mayor difusión de información a lo largo del país. Los periódicos y las publicaciones circularon más rápido, lo que contribuyó a la difusión de ideas y eventos importantes en toda la nación.
Aspectos Económicos del Porfiriato y el Ferrocarril
La expansión ferroviaria tuvo un impacto directo en la economía del Porfiriato. El ferrocarril permitió una distribución más eficiente de bienes y materias primas, lo que redujo los costos de transporte y aumentó la productividad. Además, el gobierno de Díaz atrajo inversiones extranjeras para financiar la construcción de líneas férreas, lo que contribuyó a la modernización del país.
Lo Bueno y Malo del Porfiriato
Si bien el ferrocarril impulsó el desarrollo económico y modernización del país, el Porfiriato también estuvo marcado por desigualdades sociales y represión política. El enfoque en el crecimiento económico a menudo dejó de lado las preocupaciones sociales y laborales. Las condiciones de trabajo en las industrias ferroviarias eran duras, y los beneficios del desarrollo no llegaban a todos los estratos de la sociedad.
En resumen, el ferrocarril desencadenó una explosión económica durante el Porfiriato al conectar regiones y facilitar el comercio. Sin embargo, este progreso también estuvo acompañado de desafíos sociales y políticos. Entender el papel del ferrocarril en esta época es esencial para comprender la historia económica y social de México.
Si quieres conocer más información sobre el porfiriato, puedes ver el siguiente vídeo, producido por el INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia):